¿Qué quieres que te diga de él? Lo típico, es perfecto. Lo que nadie sabe, nadie sabe que es ese brillo que tiene en los ojos lo que le hace especial, esa sonrisa suya es tan increíble que me dan ganas de sonreir a mi también. Ese perfecto pelo, revuelto por el viento que parece como si se acabara de levantar. Es esa sensación de calor y frío, ese cosquilleo, ese meneo de mi cuerpo cuando pienso en él. Esas preguntas estúpidas cuando sé que alguien dice su nombre. Ese rumor y ese dolor en el corazón cuando pienso que aún no es mío. Esa sensación de vacío al saber que todavía no le he poseído. Le quiero ¿vale? Y le quiero con tanta fuerza que sé que será eterno. Le quiero con tantas ganas que estoy segura de que me quedaré sin fuerzas. Le quiero de una manera tan diferente que incluso me parece rara. Pero más rara es su forma de mirar y congelar con esa mirada suya. Con esos ojos en los que me pierdo como si fueran un mar. Me da igual todo, me da igual el mundo, él es el mío y no le pienso perder. Tal vez suene raro, extraño, extravagante y muchas más cosas pero sin duda más raro se me hace a mí el hecho de tenerle cerca y no poder besarle como me gustaría, besarle como tantas veces soñé.